Silencio Eterno.
Si observas a tu alrededor, descubrirás que nuestro entorno está inundado de ruido. Es un desafío encontrar un momento en el que el silencio sea el protagonista, una compañía grata y serena. Las grandes ciudades nunca dejan de hablar, y solo alejándonos a rincones remotos podemos sentir, al menos, el murmullo de la naturaleza. Sin embargo, incluso si nuestro entorno se sumergiera en el silencio, podríamos escuchar los latidos de nuestro corazón, y esa idea me lleva a reflexionar sobre el silencio eterno que encontramos al final de nuestra existencia.
En mis primeros pasos como fotógrafo, capturé momentos de mi entorno, y por eso las primeras galerías en mi página son reflejos de esos lugares cercanos. En muchas de esas fotografías, he logrado capturar instantes que evocan ese silencio eterno, un concepto que trasciende la muerte. Busco aproximarme a momentos de extrema calma, donde los personajes de la fotografía se funden con su entorno, evocando la ausencia de ruido, un estado de serenidad fría y silente.
Creo que el silencio eterno emana de las estatuas, que guardan en su interior la pasión y el sufrimiento con los que fueron esculpidas, permaneciendo estoicas y mudas bajo el sol del día. También brota de los objetos del pasado, aquellos cuya historia ya ha sido contada, pero que aún permanecen adornando nuestras casas, ocupando un espacio entre telarañas o simplemente olvidados en medio de la revolución tecnológica. Finalmente, encontraremos el silencio eterno en nuestro lecho de muerte, cuando nada ni nadie pueda afectarnos, y por fin, durmamos en paz.